EMPATÍA
¿Sabemos realmente el significado de la palabra “empatía”?
Todos conocemos lo que pone en el diccionario “es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás”, sin embargo, lo que no tenemos tan claro es como poner en práctica su significado cuando el individuo con el que debemos empatizar piensa, aprende y ve la vida de un modo distinto al nuestro. Ponerse en los zapatos del otro no es tan fácil como parece si para ello debemos cambiar nuestra “perspectiva”, nuestro modo de “mirar” o nuestras rutinas de pensamiento de siempre. Mirar la vida desde un lugar diferente no nos resulta nada fácil.
Con personas “parecidas” a nosotros, o al menos así las vemos, somos capaces de entender estados de ánimo y emociones con facilidad e incluso nos sentimos identificados a ellas. Sin embargo ¿ocurre lo mismo cuando intentamos comprender a personas que poseen características propias del espectro autista? Nos cuesta enormemente y no somos del todo conscientes de la frustración y la falta de comprensión que practicamos con seres que consideramos “diferentes” a nosotros aunque realmente lo único que nos diferencia es el modo en el que procesamos la información.
Si nos cuesta tanto comprender a otros seres humanos imaginemos lo costoso que nos resulta empatizar con los animales del modo en que ellos necesitan.
Los perros viven la frustración de sentirse incomprendidos día tras día sin poder cambiar nada en su entorno. Muchos de los problemas en su comportamiento tienen que ver con esta falta de comprensión de sus humanos. Aprender el modo en que nuestros perros entienden la vida y asocian las cosas que les ocurren, es tan importante como comprender las señales gestuales que nos muestran continuamente para expresarnos su estado emocional. Todo ello tiene que ver con su estado y sus necesidades físicas o emocionales, pero los animales son mucho más que todo eso. Ellos son parte de este inmenso engranaje de la vida al que venimos para aprender, experimentar y también para que otros aprendan. Los animales con los que convivimos nos muestran, como si nos reflejáramos en un espejo, aspectos de nosotros mismos que debemos conocer y mejorar.
Se puede decir que los animales están más evolucionados que nosotros en muchos aspectos. Ellos siempre han tenido la capacidad de comunicarse entre si, una comunicación que practican desde el corazón y sin juicios de valor, desde la empatía y el amor. Nosotros los humanos, sin embargo, olvidamos como hacerlo en el momento en que decidimos centrarnos más en nuestra mente que en nuestra capacidad de SENTIR.
Afortunadamente los tiempos cambian, el ser humano evoluciona y aprende, recordando prácticas hasta ahora olvidadas como la comunicación entre especies en la que el propio animal muestra sus necesidades y carencias. Nos muestran sus emociones tal como las sienten dejándonos ver un poquito de su vida interior y ayudándonos a entender el modo en que podemos mejorar su día a día.