Los perros nos ayudan desde hace años a trabajar con personas con necesidades especiales para su rehabilitación y mejora de capacidades físicas y psíquicas. Ahora también lo hacen de una forma eficaz y rápida en la detección de bajadas de azúcar en personas con diabetes, detección de algunos tipos de cáncer y ataques epilépticos entre otros . Con su poderoso olfato son capaces de detectar un cambio brusco en nuestro organismo incluso antes de que ocurra. Sin embargo son pocos los sitios en los que se trabajan este tipo de utilidades en los perros.
La posibilidad de disponer de un perro capaz de detectar un estado de hipoglucemia puede salvar la vida a personas con este problema y en especial a los niños.
Las bajadas bruscas de azúcar en sangre se suelen llamar shock insulínico y a menudo suelen venir acompañadas de pérdida de conocimiento. Esto puede llevar a provocar un coma o incluso la muerte si no se reestablecen los niveles con rapidez. Esta situación suele provocar gran preocupación y angustia, especialmente por las noches, a los familiares y al resto de las personas que rodean al diabético.
La preparación del perro para la detección no pretende ni mucho menos sustituir el uso de los medidores de glucosa, sino ser un complemento a ellos. Las personas con este problema suelen crear rutinas de medición a lo largo del día para mantener los niveles controlados pero espacian más estos controles durante la noche por lo que es durante ella cuando más problemas suele haber.
BASES PARA PREPARAR UN PERRO DE ALERTA MÉDICA
Bases para preparar un perro de alerta médica:
- Construir una memoria olfativa en el perro muy clara. Para ello utilizamos muestras de saliva recogidas de donantes con diabetes tipo I en las condiciones adecuadas y sin contaminar. Es imprescindible controlar al detalle la manipulación de ellas y por supuesto mucha constancia y seriedad en el entrenamiento.
- Especial atención en obtener información precisa sobre el donante de la muestra y sobre el paciente para el que se trabaja el perro. Hay determinadas enfermedades que conviven con la diabetes y que pueden interferir en la calidad de la muestra con la que trabajamos el olor.
- Evaluar adecuadamente el carácter y habilidades del perro si es un perro que ya convive con la familia (no suele coincidir que sea lo mas adecuado) o realizar una correcta elección del perro. No todos los perros, por importantes que sean para nosotros, cumplen las condiciones necesarias para ser un perro de alerta médica. No podemos ignorar el hecho de que vamos a trabajar un perro de asistencia en realidad y como tal debe tener unas cualidades y temperamento compatible con el de su futuro usuario, así como unas necesidades acordes al ritmo de vida y actividad que se le ofrecerán.
- Acoplamiento paciente-perro es decisivo y se realizará como un perro de asistencia más. Será imprescindible un trabajo previo con el paciente y la creación del vínculo y trabajo de él con el perro. No podemos olvidar que el perro deberá, no sólo convivir, sino permanecer lo más cerca posible a él durante todo el día y la noche. La detección se realiza sobre todo por saliva y aliento, por ello es importante que en el caso de las noches el perro permanezca lo más cerca de la fuente de olor, de esta forma será más fácil la detección. A pesar de todo, los perros poseen una capacidad olfativa muy superior a la nuestra.
- La señal de alerta dependerá del tipo de paciente. Si es un bebé, lógicamente el perro deberá alertar a los padres o responsables del niño ante una posible bajada. Si las crisis son muy rápidas con pérdida de conocimiento, puede ser que interese que el perro sea capaz de abrir una puerta para buscar ayuda o entregar el maletín de auxilio con la insulina al usuario. Cada caso es diferente y las necesidades serán distintas y por lo tanto estudiadas y valoradas particularmente.